Un Festival Que No Quiere Hacerse Cargo
Axe Ceremonia 2025: Estuve ahí. A solo metros cuando la estructura cayó. En ese instante, el sonido de la música se convirtió en gritos de pánico y confusión. Lo que debía ser una noche de celebración, de música y comunidad, terminó en tragedia. Y lo peor de todo es que los responsables han decidido guardar silencio.
Soy parte de los medios, me dedico a la fotografía y he asistido a múltiples festivales a lo largo de mi carrera. Sé lo que implica la organización de un evento de esta magnitud y también sé reconocer cuándo se han cometido errores inaceptables. Lo que ocurrió en AXE Ceremonia 2025 no fue un accidente inevitable ni una tragedia fortuita: fue negligencia.
Una estructura cayó sobre el público, matando a dos personas e hiriendo a otras. Dos colegas, dos compañeros de este mundo de la música y el periodismo, perdieron la vida. Berenice Giles y Miguel Hernández estaban ahí para hacer su trabajo, para capturar momentos, para contar historias, y ahora su historia se ha convertido en una de las más tristes de la escena festivalera en México.
Y AXE Ceremonia, el festival que los invitó, el festival que los tenía ahí, no ha dado la cara.
Silencio, Indiferencia y Desorganización
Es inaceptable que después de un suceso de esta magnitud, la organización del festival haya optado por el silencio. No hubo una declaración inmediata, no hubo una pausa en la música para reconocer la tragedia. El evento siguió como si nada hubiera pasado. Miles de personas ni siquiera se enteraron de lo ocurrido hasta que la noticia empezó a circular en redes sociales y medios de comunicación.

¿Cómo es posible que un festival de esta categoría no cuente con protocolos de emergencia adecuados? ¿Dónde estaban las medidas de seguridad? Porque, aunque el colapso haya sido provocado por una ráfaga de viento, la pregunta clave es: ¿Por qué esa estructura no estaba asegurada correctamente?
Desde que llegamos al festival, muchos notamos la falta de organización. Las filas de acceso eran caóticas, la distribución de los escenarios y la seguridad brillaba por su ausencia en muchos espacios del Parque. No es la primera vez que un festival en México enfrenta problemas de logística, pero cuando la falta de planeación cuesta vidas, se convierte en un problema mucho más grave.

¿Qué sigue Axe Ceremonia?
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil ya ha señalado que hubo fallas en la supervisión. La Fiscalía ha abierto una investigación. Pero la organización del festival sigue sin asumir su responsabilidad. No basta con un comunicado frío en redes sociales. No basta con deslindarse de culpas.
Los asistentes merecen respuestas. Las familias de las víctimas merecen justicia. Y la comunidad de medios, fotógrafos, periodistas y trabajadores de la música merecemos garantías de seguridad cuando realizamos nuestro trabajo.
Si este fue el último AXE Ceremonia, no será porque el público dejó de apoyarlo, sino porque sus organizadores dejaron de cuidar a la gente que lo hacía posible.

Un Adiós Que No Debería Haber Sucedido
Aún me cuesta creer lo que vi. Recuerdo la estructura al caer, el pánico, la desesperación de quienes intentaban ayudar. Aún siento el vacío de saber que dos personas perdieron la vida en un evento que nunca debió haber puesto en riesgo a nadie. El corte de red para quienes estábamos dentro, ademas de que nos alejaran de todo mientras parecían heridos y todos los demás disfrutamos y continuamos nuestro trabajo, ya existìa la muerte con nosotros, debió detenerse, escribo con tristeza y amargura; es doloroso la frialdad que se mostró en este Axe Ceremonia 2025.
Berenice Giles y Miguel Hernández no eran solo nombres en una lista de víctimas, eran colegas, apasionados de la música, del periodismo, de la fotografía. Eran personas que, como muchos de nosotros, vivían para contar historias, para capturar momentos, para acercarnos a la magia de la música a través de sus lentes y sus palabras. Pero sus vidas fueron arrebatadas por la negligencia, por la falta de previsión, por una organización que no quiso hacer su trabajo de manera responsable.

A sus familias, amigos y compañeros de trabajo, les envío mis más sinceras condolencias. No hay palabras suficientes para aliviar su dolor, pero quiero que sepan que su pérdida no pasará desapercibida. Que sus nombres no serán olvidados. Que su memoria nos acompañará cada vez que volvamos a un festival con una cámara en mano, a lo largo del parque existían al menos 10 grúas similares.
El dolor de este fin de semana es profundo y nos deja una herida difícil de sanar. Pero lo que más duele es la indiferencia. Que nadie haya detenido la música, que el show haya seguido como si nada, que la organización no haya asumido de inmediato su responsabilidad.
Berenice y Miguel, merecían más. Merecían seguridad. Merecían regresar a casa. Y hoy, lo único que nos queda es recordarlos, exigir justicia y no permitir que su partida quede en el olvido. Un Axe Ceremomia con memoria 2025.
Descansen en paz.
